10 de septiembre de 2007

El señor de los anillos

La comunidad del anillo:
En la adormecida e idílica comarca, un joven Hobbit recibe un encargo: custodiar el anillo único y emprender el viaje para su destrucción en las Grietas del Destino. Acompañando por magos,
hombres, elfos y enanos, atravesara la Tierra Media y se internara en las sombras del País Oscuro, dispuesto a recuperar su creación para establecer el dominio definitivo del mal.

Las dos torres:

La Compañía se ha disuelto y sus integrantes emprenden caminos separados. Frodo y Sam continúan solos su viaje a lo largo del gran río Anduin, perseguidos por la sombra misteriosa de un señor extraño que también ambiciona la posesión del Anillo. Mientras los Hobbits deben enfrentarse al horror y tomar graves decisiones a las puertas del País Oscuro, hombres, elfos y enanos se preparan para la batalla final con las fuerzas del Señor del Mal.
El retorno del rey:
Los ejércitos del Seor Oscuro van extendiendo cada vez mas su maléfica sombra por la Tierra Media. Hombres, elfos y enanos unen sus fuerzas contra Suaron y sus huestedes. Ajenos a estos preparativos, Frodo y Sam se internan cada vez mas en el país de Mordor en su heroico viaje para destruir el Anillo de Poder en las Grietas del Destino.
.........................................................................

J.R.R. Tolkien le dio al mundo el primer destello de la Tierra Media en 1937, cuando El Hobbit se convirtió en el Harry
Potter de estos días. Pero la trilogía El Señor de los Anillos, publicada por lo menos dos décadas más tarde, no era un libro de niños.
Más allá de su elevado, estilo mítico, los héroes de El Hobbit, se mueven a una más larga y oscura Tierra Media. El señor del mal, Sauron, une su ejército de orcos y seres fantasmagóricos en la Tierra de Mordor, mientras que el hobbit Frodo se une a la pequeña comunidad en la esperanza de destruir el anillo mágico de poder que tiene bajo su posesión. Sauron desesperadamente quiere el Anillo, el cual le dará el dominio de la Tierra Media, y Frodo debe internarse secretamente en la tierra de Mordor para lanzar el anillo en el fuego en el cual fue forjado.


Cuando salió el último volumen de la trilogía en 1955, el poeta W.H. Auden llamó al trabajo de Tolkien "una obra maestra"comparable con El Paraíso Perdido, de Milton, pero el famoso crítico americano Edmund Wilson la describió como "basura juvenil". A pesar de que el lado crítico está comenzando a cambiar, los académicos continúan desprestigiando el libro como pueril y reaccionario. "La hostilidad está todavía allí", dice Tom Shippey, un profesor de Oxford, quien recientemente publicó un artículo titulado "J.R.R. Tolkien: Autor del Siglo". "Hay muchos auto llamados expertos en literatura quienes sienten que es su derecho seleccionar qué debe ser leido. Es molestoso para ellos encontrar que los lectores no hacen lo que ellos dicen".

Una cosa que la mayoría de los críticos no entienden es que El Señor de los Anillos es más que una historia. Es un portal a la Tierra Media de Tolkien, el más realizado imaginario reino en la historia de la fantasía. Para millones de lectores contemporáneos, La Tierra Media cumple la función que el Edén una vez tuvo para el hombre común, o que El Infierno de Dante tuvo para la élite literaria. Esta se ha convertido en un mapa colectivo de una moral universal, un fabuloso paisaje que, en su profundidad y detalle, flota más allá de los campos que conocemos. Muchos fanáticos estarán de acuerdo con Margaret Howes, una veterana de Tolkien de 73 años de edad, quien dijo: "Leer El Señor de los Anillos es como mirar a otro mundo, al mundo real".

Tolkien explicó su método en un ensayo escrito en 1937, llamado "Sobre historias de hadas". El escribió que un creador de fantasía "hace un mundo secundario en el cual la mente puede entrar. Adentro de éste, lo que el autor relata es verdad: está acorde con las reglas de ese mundo. Tú, entonces, lo crees mientras estés adentro". Tolkien los llamó "Mundos secundarios", mientrás que hoy en día nosotros los llamamos realidades virtuales. Tolkien supo que los mundos secundarios eran producto de consistente detalle y técnica astuta, lo que él llamó "arte élfico", capaz de suspender la incredulidad tanto del diseñador como del espectador.

Si la Tierra Media es una inmensa simulación, entonces el código que ésta sigue son los lenguajes inventados por Tolkien, especialemente el Quenya y el Sindarin, hablados por los elfos y los cuales proveen los nombres de la mayoría de los lugares.
Tolkien fue filólogo y experto en lenguas anglosajonas y del Norte de Europa, por lo cual, los lenguajes inventados por él son excepcionalmente realistas y de raíces consistentes.

Tolkien quería que la gente se metiera dentro de la historia y la hiciera suya. Para este fin, Tolkien nutrió la Tierra Media con una extensa topografía, una rica cultura ecológica de elfos, humanos, enanos, orcos y hobbits, y una inmensa historia anterior publicada después de su muerte, llamada El Silmarillion. El trabajó incontables horas en los árboles genealógicos, mapas, y los apéndices que siguen a El Retorno del Rey. Para diagramar su historia, Tolkien también utilizó cuadros con para llevar la secuencia de los días de la semana, distancias recorridas, y hasta las fases de la luna.

Para 1956, Tolkien se quejaba de los lectores que demandaban datos geográficos, gramática élfica, y muchos más mapas. Los músicos querían melodías, botánicos querían descripción técnica de la flora, historiadores querían detalles sobre la estructura política de Gondor. Los lectores le ponían nombres a sus mascotas, hijos, o casas en honor a los personajes de la obra, mientras otros le enviaban artefactos de la Tierra Media a Tolkien, tales como: pinturas, guantes, esculturas, fotos de trajes, comida, tabaco, postres, etc.

El genio estaba fuera de la botella. El fanatismo hacia Tolkien explotó en la década de los 60, cuando pancartas que decían "Frodo vive", "Gandalf Presidente", se mostraban en los campuses de las universidades, y la nasciente Sociedad Tolkeniana servía hongos y cidra en los "picnics de hobbits"que realizaban en la Costa Oeste de los Estados Unidos. Los hipies en particular aadoraron el misticismo de los elfos, y ni hablar de sus vestimentas. Pero El Señor de los Anillos influenció también a tecnólogos. Para mediados de los años 70, habían creado las diferentes fuentes del alfabeto Tengwar de Tolkien en el laboratorio de inteligencia artificial de Standford.

El éxito de los libros recae en el tipo de literatura, que es fantasía y ciencia ficción al mismo tiempo. Así como el trabajo de Tolkien, estos géneros están profundamente preocupados con construcciones de mundos, no sólo extrapolando posibilidades ya existentes, sino elaborando creíbles, atrapadores, y consistentes mundos que absorben al lector. Estos géneros fueron populares entre los hipies, druggies y nerdos de la computación en parte porque estas personas querían, en diferentes maneras, reprogramar la realidad. Hoy en día, con el creciemiento de los juegos de computadoras, efectos especiales, y realidad virtual en línea, pareciera que una de las funciones más importantes de la ciencia ficción y las novelas fantásticas, como Dune, es prepararnos para la venidera cultura virtual. Esto hace a la Tierra Media la tierra madre.

No hay comentarios: